Los niños con TDAH son muy inquietos impulsivos y tienen problemas
para prestar atención y concentrarse. A pesar de intentarlo, son
incapaces de escuchar correctamente, de organizar sus tareas, de seguir
instrucciones complejas, de trabajar o jugar en equipo. El actuar sin
pensar (la conducta impulsiva) provoca problemas con padres, amigos y
profesores. Suelen ser niños inquietos, siempre en movimiento, incapaces de permanecer sentados mucho tiempo o con una constante inquietud (que se ve en tamborileo de dedos o en el movimiento constante de los pies o las piernas).
Esta patología puede afectar negativamente al rendimiento de los
niños en el colegio, así como a otros aspectos de su vida familiar y
social.
Las manifestaciones pueden dividirse en tres grupos:
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